Tratemos de averiguar analíticamente las magnitudes decisivas para nuestros
problemas de construcción, tales como fuerzas en juego, esfuerzos y deformaciones,
duración o desgaste, rendimiento, potencia y consumo de energía, etc., a fin de poder
predecir o comprobar ulteriormente:
1. Las acciones o efectos esperados.
2. E! volumen de obra necesaria (en dimensiones y peso).
3. La ventaja de una solución frente a otra.
En estos cálculos, los escollos surgen — prescindiendo de errores — en tos supuestos
del planteo. ¿De qué sirven las más cuidadosas evaluaciones si los valores de partida
no coinciden con los efectivos, o si determinados supuestos no son correctos? Así, pues,
no basta sólo con calcular, sino que se ha de reflexionar también con sentido critico:
¿son acertadas, en el caso que nos ocupa, las ecuaciones que se emplean y los valores
introducidos en pilas?
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