En general, el constructor trata de configurar los órganos constructivos de tal
manera que cumplan suficientemente la función propuesta. Sólo después de haber
asegurado este punto, tratará de conseguirlo más económicamente.
Una mayor economía puede buscarse, primero, mediante costos más reducidos para la construcción, y
luego, mejorando la función — mayor potencia, capacidad de carga, duración de vida,
o bien menor consumo de energía, entretenimiento, etc. —. En último término, lo
esencial es que, por unos u otros procedimientos, aumente el valor total de la construcción, según tos conceptos desarrollados en la página 8. Véanse ejemplos sobre la
construcción ligera en la página 98.
La aspiración de reducir costos tiene un límite cuando pone en peligro la función,
y la realización de deseos especiales lo tiene cuando pone en peligro la economía.
Posibilidades de economía. Tratamos de ahorrar al construir observando el precepto general que dice: a La idoneidad de una construcción debe tender al valor óptimo,
el gasto, al valor mínimo. Las economías afectarán:
1. A los costos de construcción, por aprovechamiento de construcciones existentes,
por empleo de piezas normalizadas y de semimanufacturas y piezas corrientes en el
mercado; reducción del número de tipos, tamaños y formas, es decir, mirando el conjunto, mediante aumento del número de ejemplares por órgano constructivo, como, por
ejemplo, empleando barras perfiladas, chapas, ejes y tubos de dimensiones normalizadas usuales en el comercio, y tornillos, espigas, chavetas, etc., también normalizados;
además, por una conformación simétrica de los órganos en vez de realizaciones especiales para cada lado de la construcción.
2. A los costos de material, en parte ahorrando en cantidad mediante una configuración óptima (véase «Construcción ligera »), luego escatimando los materiales caros
(muy a menudo bastan, por ejemplo, tubos, herramientas de corte, cojinetes de fricción, etc., chapeados en vez de piezas macizas de materiales caros, que conviene economizar) y, finalmente, reduciendo los desperdicios (fig. 2/10).
3. A los costos de fabricación, con la elección del mejor método (pág. 18). aumentando el número de ejemplares (véase anteriormente), reduciendo las superficies que
se han de mecanizar, la calidad de las superficies y la tolerancia; recurriendo a la forma
y la posición más favorables de las superficie se han de mecanizar (economía en
el tiempo de sujeción, en herramientas y dispositivos, en costos por mediciones y en piezas
defectuosas), en general mediante la posibilidad de fabricar con máquinas, útiles, dispositivos v calibres ordinarios, y, no en último lugar, subdividiendo la construcción
de modo que se facilite la fabricación. Véanse ejemplos en las paginas 18 a 31.
4 A los costos de venta, haciendo los productos más apropiados — ya que lo bueno
se vende con más facilidad realizando construcciones con múltiples posibilidades de
empleo, mediante montaje y desmontaje sencillo de las piezas de recambio y, finalmente,
logrando formas y configuraciones que abaraten el embalaje y el envió Vease el ejemplo de la figura 2/31 en la página 31.
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